Mi
infancia la resumiré rápido. Fue un sube y baja total, lo que más recuerdo es
que mis amigas de la infancia, desde preescolar, dejaron de hablarme al
finalizar quinto de primaria. Cosas de crías supongo, nunca lo llegué a saber.
Cosas de crías pero que hacen daño, sobre todo si aún eres una niña. Cuando
empecé sexto de primaria fui a hablar con otra chica, otra a la que tampoco
hablaban el curso anterior y cuando dije que si quería sentarse conmigo me dijo
que las demás le habían dicho que se fuera con ellas. Aun así, en clase me
senté con ella, y me di cuenta que solo la habían vuelto a “admitir” en el
grupo para dejarme a mi más aislada. A pesar de todo acabe bien el curso, con
buenas notas, ya que siempre he sido una persona estudiosa. Pase un muy buen
verano a pesar de no tener amigas. Tengo un primo de mi edad, con el que desde
pequeña me he llevado muy bien, y pasamos todo el verano juntos, pero a medida
que se han pasado los años, y que yo volví con las otras chicas la relación se
enfrió, y ahora ni siquiera nos damos dos besos aunque llevemos tiempo sin
vernos. Da pena recordar todo esto y ver cómo están las cosas ahora.
Bueno,
el verano acababa y yo iba a empezar el instituto en otro pueblo, ya que mi
pueblo es pequeño y no tiene instituto. Una de las tardes anteriores al
comienzo del instituto me llamó una de las chicas, Marina. Marina siempre fue
mi mejor amiga, y lo ha seguido siendo hasta hace pocos días, aunque la amistad
se fue perdiendo hace unos años, 6 años de instituto dan para mucho. Como iba
diciendo, Marina me llamó. Me dijo que esa tarde dos de las chicas, Laia y Noa,
le habían dejado en ridículo delante de mucha gente, aunque nunca creo que
fuera tan exagerado, ya que Marina siempre ha sido muy victimista y muy
exagerada. Aproveché esta llamada para decirle que si podía contar con ella en
el instituto, ya que iba a entrar sola, y ella me dijo que sí. Sabía que me
diría que sí, que con ella y con todas, ya que cuando están solas nunca son
capaces de plantarte cara. Así que llegó el primer día de instituto y pasé a
por Noa, que es la que vivía en mi barrio, y fuimos hacía el bus, temblando de
miedo.
El
instituto empezó. Estábamos todos nerviosos, pero yo tuve la suerte de que me tocara
con cinco chicas de mi pueblo. El primer año de instituto fue caótico, pero
genial. Conocí a muchísima gente, a pesar de ser muy tímida, las que volvían a
ser mis nuevas amigas no lo eran, y me presentaban a gente. Así pasé a segundo
de la ESO, donde pasé otro año genial. Aquí empezó a tomar protagonismo otra
chica, Laura. Ella también es de las que sacan buenas notas y siempre me había
llevado muy bien por ella yo creo que por eso, la diferencia es que ella era
mucho más sociable que yo, y ya había salido con distintos chicos. Este año
seguí cogiendo más confianza con Marina, era mi mejor amiga, siempre nos contábamos
todo. Laura y Noa también se fueron acercando mucho, acabaron siendo las
líderes del grupo, dejándonos a Marina, Laia y mí como en la retaguardia. También
había otra chica, Estela, que siempre pasaba más desapercibida, pero que en
secreto quería ser la líder y la más popular de todas, ¿quién no lo quiere ser
a esa edad?
Así
pasó el año. Laura y Noa quedando siempre juntas, a veces contaban con
nosotras, otras no, las cosas se las contaban entre ellas y si les apetecía nos
las contaban y si no, no. A pesar de todo, Laia, Marina y yo siempre vimos a
Noa como un títere de Laura. Ella era la que conocía a la gente y la que le
decía que hiciera unas cosas u otras. Así que ese verano aprovechamos. Laura se
fue de campamento el mes de julio, y nosotras queríamos que Noa no se dejara
influir más por ella. Le contamos todo lo que nos decía de ella, porque Laura,
cuando se quedaba a solas con alguna de nosotras nos lo decía. Nos llegó a
decir que a Noa solo la querían por el físico, porque de cara era muy fea, o
que no se podía confiar en ella. Además hizo algo que nunca se lo perdonamos.
Quería que Marina se liase por primera vez con un chico, pero ella sabía que el
chico iba a decir que no, entonces (que nunca supe si lo dijo en broma o no,
pero espero que sí), dijo que la grabáramos cuando se pusiera a llorar para
luego reírnos. Cuando Laura volvió, le dijimos todo y nuestra relación con ella
acabó.
Ese verano, el verano de 2009, fue el mejor de
mi vida. Conocí a gente que venía a veranear al pueblo estupenda, aunque
también empecé a recibir las primeras “bromas” en relación a mi peso. También
mis amigas empezaban a tantearse con el sexo opuesto, mientras yo era la que
estaba al día siguiente esperando a que me contasen todo, y soñando que algún
día sería yo la que viviría eso. Al acabar verano, y a días de empezar el
instituto, empecé con mi aventura por Internet. Me creé mi primer Tuenti
famoso.